Ernesto Guevara: crónicas desde muy cerca
Pedro de la Hoz La Habana
Por mucho que se haya contado y recontado su vida y obra, nunca será suficiente. Ernesto Guevara tenía dentro de sí tanta carga de humanidad que al repartirla entre sus compañeros de la gesta de liberación marcó con su huella ética numerosos destinos.
A revelar esa impronta, desde la intimidad de los recuerdos, está dedicado el libro Cerca del Che (Editora Política), de José Antonio Fulgueiras, puesto a disposición de los lectores en la jornada del viernes de la XIV Feria Internacional del Libro Cuba 2005.
Este periodista villaclareño, avezado en las lides del testimonio, sometió a un ejercicio de memoria afectiva a veinticinco combatientes revolucionarios cubanos que en diversos momentos estuvieron próximos al Comandante guerrillero.
Algunos fueron oficiales del Ejército Rebelde y con el tiempo alcanzaron prominencia por sus desempeños políticos y militares al servicio de la causa revolucionaria, la defensa de sus conquistas y la construcción de la nueva sociedad: Ramón Pardo Guerra, Víctor Dreke, José Ramón Silva, Luis Alfonso Zayas, Honedo Rodríguez y Juan Pérez Roca. Otros cumplieron en la pelea y se insertaron tras el triunfo en la vida civil, desde modestas responsabilidades y humildes ocupaciones, con la satisfacción de ejercerlas en el espacio de justicia que contribuyeron a conquistar. Y no faltó tampoco el aporte de alguien que ha escrito sobre el Che desde su entrañable experiencia en Cuba y en tierras bolivianas, Harry Villegas, quien, sin embargo, fue inducido a contar aristas nunca antes confesadas.
De estas historias si se quiere mínimas pero dotadas de significación, conmueven aquellas que revelan el sentido de la equidad que impuso el Che a su tropa, la permanente vigilia sobre la prevalencia de los valores éticos, la estimulación del aprendizaje y la lealtad hacia los principios revolucionarios, pero también aflora el humor corrosivo, el ingenio verbal y la amable ironía con que solía enfrentar situaciones o acotar circunstancias.
Quizá una de las más sabrosas anécdotas la ofrezca Julián Morejón, un negro cortador de caña en los campos de Quemado de Güines, de la tropa de Víctor Bordón en la guerra de liberación y voluntario internacionalista en la misión congolesa: Yo con el Che prácticamente no hablé en el Escambray (...) pero nos encontramos en Tanzania. Él pidió que nos sentáramos en unos banquitos a su lado. No supe que era él, pues estaba prácticamente irreconocible. Martínez Tamayo lo presentó como un francés que sería en adelante nuestro jefe. Pensé: coño, venir de tan lejos para que nos mande un francés. Cuando él hablaba su voz me parecía conocida. Lo miraba con el rabillo del ojo y cada vez que él se fijaba en mí, yo cambiaba la vista. A los pocos minutos, se me acercó y me preguntó ya en español: ¿No me conoces? Y sin darme tiempo a contestarle, me aclaró: Soy el Che. ¿Y qué hace aquí?, le pregunté. ¡Lo mismo que tú! .
Cerca del Che cuenta con un valor adicional. Además del peso del testimonio importa la capacidad comunicativa del escritor. Fulgueira transmite estas historias valiéndose de los recursos de la crónica periodística, hábilmente estructurados y sensiblemente desplegados. En el prólogo a esta edición, la colega Marta Rojas señala que la proyección del lenguaje es cuidada y medida, de manera que en ningún momento leeremos una expresión sobredimensionada y menos aún cursi, peligro que corren algunos autores cuando abordan en sus relatos a un personaje de la altura histórica del comandante Ernesto Che Guevara.
Por mucho que se haya contado y recontado su vida y obra, nunca será suficiente. Ernesto Guevara tenía dentro de sí tanta carga de humanidad que al repartirla entre sus compañeros de la gesta de liberación marcó con su huella ética numerosos destinos.
A revelar esa impronta, desde la intimidad de los recuerdos, está dedicado el libro Cerca del Che (Editora Política), de José Antonio Fulgueiras, puesto a disposición de los lectores en la jornada del viernes de la XIV Feria Internacional del Libro Cuba 2005.
Este periodista villaclareño, avezado en las lides del testimonio, sometió a un ejercicio de memoria afectiva a veinticinco combatientes revolucionarios cubanos que en diversos momentos estuvieron próximos al Comandante guerrillero.
Algunos fueron oficiales del Ejército Rebelde y con el tiempo alcanzaron prominencia por sus desempeños políticos y militares al servicio de la causa revolucionaria, la defensa de sus conquistas y la construcción de la nueva sociedad: Ramón Pardo Guerra, Víctor Dreke, José Ramón Silva, Luis Alfonso Zayas, Honedo Rodríguez y Juan Pérez Roca. Otros cumplieron en la pelea y se insertaron tras el triunfo en la vida civil, desde modestas responsabilidades y humildes ocupaciones, con la satisfacción de ejercerlas en el espacio de justicia que contribuyeron a conquistar. Y no faltó tampoco el aporte de alguien que ha escrito sobre el Che desde su entrañable experiencia en Cuba y en tierras bolivianas, Harry Villegas, quien, sin embargo, fue inducido a contar aristas nunca antes confesadas.
De estas historias si se quiere mínimas pero dotadas de significación, conmueven aquellas que revelan el sentido de la equidad que impuso el Che a su tropa, la permanente vigilia sobre la prevalencia de los valores éticos, la estimulación del aprendizaje y la lealtad hacia los principios revolucionarios, pero también aflora el humor corrosivo, el ingenio verbal y la amable ironía con que solía enfrentar situaciones o acotar circunstancias.
Quizá una de las más sabrosas anécdotas la ofrezca Julián Morejón, un negro cortador de caña en los campos de Quemado de Güines, de la tropa de Víctor Bordón en la guerra de liberación y voluntario internacionalista en la misión congolesa: Yo con el Che prácticamente no hablé en el Escambray (...) pero nos encontramos en Tanzania. Él pidió que nos sentáramos en unos banquitos a su lado. No supe que era él, pues estaba prácticamente irreconocible. Martínez Tamayo lo presentó como un francés que sería en adelante nuestro jefe. Pensé: coño, venir de tan lejos para que nos mande un francés. Cuando él hablaba su voz me parecía conocida. Lo miraba con el rabillo del ojo y cada vez que él se fijaba en mí, yo cambiaba la vista. A los pocos minutos, se me acercó y me preguntó ya en español: ¿No me conoces? Y sin darme tiempo a contestarle, me aclaró: Soy el Che. ¿Y qué hace aquí?, le pregunté. ¡Lo mismo que tú! .
Cerca del Che cuenta con un valor adicional. Además del peso del testimonio importa la capacidad comunicativa del escritor. Fulgueira transmite estas historias valiéndose de los recursos de la crónica periodística, hábilmente estructurados y sensiblemente desplegados. En el prólogo a esta edición, la colega Marta Rojas señala que la proyección del lenguaje es cuidada y medida, de manera que en ningún momento leeremos una expresión sobredimensionada y menos aún cursi, peligro que corren algunos autores cuando abordan en sus relatos a un personaje de la altura histórica del comandante Ernesto Che Guevara.
2 comentarios
Magia -
Carlos -
Todos aca te felicitamos por tus excelentes y profundas aportaciones al pais y al continente! Te leemos alrededor de toda la America Latina. Entre tus tremendas aportaciones y la de otros periodistas cubanos, nos mantienen muy bien informados a pesar de la maquinaria desinformativa que nos intenta imponer el Gobierno de Estados Unidos.
Has tenido oportunidad de ver esta pagina de la Red? Nos honraria mucho si pudieras participar en el Foro de Discusion con tus comentarios del Blog o cualquier otra aportacion, pregunta o recomendacion.
Te esperamos en la pagina de internet:
http://www.independencia.net/entrada.html
(El foro de discusion se accesa a traves de la parte inferior de la pagina antes citada; solo tienes que presionar sobre el letrero de colores que dice "Foro de Discusion")
De veras que seria un orgullo escuchar de ti en el Foro de Discusion.
Un abrazo solidario, y todo nuestro apoyo desde aca,
Carlos
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